miércoles, 10 de agosto de 2016

La Escombrera. Impacto en el paisaje y su restauración.

Escombrera de lavado de Barruelo de Santullán
Escombrera de lavado de Barruelo de Santullán

Uno de los elementos que caracteriza el paisaje de la cuenca minera del Rubagón y el de muchas otras cuencas es el conjunto de escombreras. En la entrada de Barruelo, desde Aguilar de Campoó, nos encontramos con una cordillera de roca negra que se extiende durante varios kilómetros adentrándose en el bosque. Es un paisaje que no deja indiferente y que ya forma parte de nuestras vidas. Es cierto que mejor estaría poblado de bosque, pero le hemos sacado partido como atrayente turístico o para los amantes de los fósiles.
Hablamos de la escombrera de lavado, una inmensa acumulación de estériles procedentes del lavadero, donde el carbón que sale de la mina se separa de todo lo que no es carbón. Estos deshechos se acumulan en escombreras próximas al lavadero ya que no tienen ninguna utilidad efectiva. No sirven para áridos, ni para rellenos y todas las propuestas que se han creado para su utilización han resultado inviables.
Hace unos años nadie se preocupaba por el impacto de las minas en el entorno, pero hoy en día es algo muy a tener en cuenta. A la hora de plantear una explotación minera, se deben de tener en cuenta tres aspectos fundamentales: Prevención (intentar alterar el medio lo menos posible), restauración (devolver el aspecto original al terreno) y  remediación (solucionar los problemas persistentes tras la restauración). 
Hay muchas escombreras anteriores a que se obligara a cumplir este protocolo y son esas las que nos acompañarán en los pueblos mineros hasta que el bosque reclame lo que es suyo.
Escombrera de lavado de Barruelo de Santullán
Escombrera de lavado de Barruelo de Santullán

Una vez finalizada una explotación a cielo abierto, una mina subterránea o al clausurar una escombrera, la empresa debe restaurar la zona intentando que quede con el aspecto original.
El hueco dejado por el cielo abierto se suele rellenar con el escombro extraído y es habitual generar un lago artificial en el hueco que quede. 
Las minas subterráneas se sellan y si existe peligro de subsidencia (hundimiento), se rellenan las galerías para que no colapsen.
Pero vamos a centrarnos en el tema que hoy nos ocupa. Las escombreras. A la hora de crear una escombrera nueva, se intenta reducir al máximo el impacto visual alejándolas de las zonas pobladas o de tránsito. Esto es fácil en zonas de topografía abrupta y algo más complicado y costoso en terrenos abiertos.
Muchas veces los problemas vienen de las escombreras ya existentes que deben remodelarse para aumentar su integración paisajística, creando pantallas de vegetación que la oculten.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es el de evitar la dispersión de los productos de la escombrera (lixiviados) ya sea por escorrentía o infiltración. Esto implica impermeabilizar la escombrera y canalizar todos estos lixiviados hasta una zona donde se pueda actuar contra ellos.

Escombrera de Ciñera (León) restaurada
Escombrera de Ciñera (León) restaurada

Una vez que tenemos la escombrera clausurada, tendremos que darle formas naturales, evitar que sea muy alta y aprovecharnos de la orografía para ocultarla. Hecho esto, la cubriremos con una capa de tierra vegetal para realizar una hidrosiembra, que consiste en introducir una serie de semillas de especies vegetales autóctonas con fertilizante. 
En nuestra zona, lo mejor es utilizar herbáceas leguminosas que darán paso a escobas (Cytisus sp.) y que prepararán el terreno para la colonización por el roble. Este proceso puede llevar décadas, por lo que es muy importante hacer un seguimiento, algo que hoy en día no se suele llevar a cabo.

Si quieres saber más sobre las escombreras o cualquier otro tema relacionado con la minería del carbón, no dudes en venir a visitarnos al Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán. ¡Te estamos esperando!

Óliver del Nozal

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